Hacking, una técnica por la que se han liberado más de 10 crías de lechuza común

Las lechuzas comunes son animales nocturnos, muy asociados a los asentamientos humanos y a la agricultura tradicional. Aunque su peso ronda los 300 gr., su envergadura es de casi un metro. Su alimentación está basada principalmente en pequeños roedores, a los que detectan fundamentalmente a través del oído. La enorme cantidad de micromamíferos que capturan a lo largo de un año las convierte en eficaces aliados del agricultor.

 

Fotografía cedida por Brinzal

Esta especie sufre una altísima mortalidad por atropello en carreteras, aunque su principal amenaza es la intensificación de la agricultura. La desaparición de linderos, el uso masivo de fitosanitarios, y la homogeneización de los cultivos limitan seriamente a las poblaciones de esta bella rapaz. Antaño muy común, a día de hoy severamente amenazada en muchos lugares de España.

Desde LafargeHolcim, concretamente desde nuestra fábrica en Villaluenga de la Sagra, trabajamos junto con la ONG Brinzal en la técnica de hacking, que ha hecho posible la liberación de 10 crías de lechuza.

Los ejemplares liberados han nacido en cautividad, en el centro de recuperación de rapaces nocturnas Brinzal. Proceden de parejas de lechuza que no han podido ser liberadas debido a la gravedad de las lesiones que tenían cuando ingresaron, y que viven permanentemente en Brinzal. Los huevos han sido incubados artificialmente y los pollos criados hasta los diez días de vida. Desde entonces, y hasta los 30 o 40 días de edad en que se introducen en el, son cuidados por sus padres.

A partir de ese momento, los pollos de lechuza desarrollan una especie de fijación por el lugar en el que crecen. Así, la caja nido en la que crecen, situada en la fábrica de Villaluenga, pasa a ser para ellas algo así como el lugar en que nacieron. Diariamente, los trabajadores de la fábrica facilitan la alimentación a las lechuzas en su cajón-nido.
Llegados los 70 días de edad, los pollos -ya completamente desarrollados- comienzan a volar y a conocer el entorno, aunque cada noche vuelven a la caja nido para comer. Durante el día, la mayor parte descansan también en el interior del cajón. Progresivamente, los jóvenes aprenden a cazar por su cuenta y a valerse por si mismos.

El entorno en el que se encuentra ubicada la fábrica de Villaluenga, es idóneo para el desarrollo del ciclo vital de las lechuzas, un lugar rodeado de cultivos de secano.